jueves, 28 de julio de 2011

BANDO DEL ALCALDE DE MADRID CON MOTIVO DE LA JMJ




















EL ALCALDE
DE LA CIUDAD DE MADRID

CIUDADANOS DE MADRID:

MUY pronto nuestra ciudad será escenario de un acontecimiento de repercusión mundial. Más de un millón de jóvenes de todos los rincones del planeta acudirán a Madrid convocados por el Papa Benedicto XVI. Durante unos días, ellos nos traerán la alegría que acompaña al visitante, la curiosidad que mueve sus pasos, la satisfacción que se siente al completar el viaje y alcanzar un destino largamente anhelado. El rico historial de bienvenidas que nos constituye nos dará entonces la oportunidad de volver a demostrar por qué somos una de las ciudades más acogedoras y cosmopolitas del mundo. Evocando unos célebres versos, podremos saludar a cada peregrino y, con Madrid en mente, decirle: “En cada mano que se tiende escribo tu nombre”.

Al recibir al Santo Padre y a quienes han respondido a su llamada, renovamos una tradición que, aunque reciente en el tiempo, ha ido arraigándose con fuerza, desde los días en que Don Enrique Tierno Galván entregó por vez primera al Sumo Pontífice la Llave de Oro de la ciudad. Después de habernos encontrado en tres ocasiones con Juan Pablo II, nos honramos ahora en proseguir esa tradición de las visitas papales con su sucesor en la silla de San Pedro, con motivo esta vez de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, para cuyo desarrollo Benedicto XVI ha tenido la generosidad de confiar en Madrid. Y del mismo modo que aquellos primeros viajes del Papa a nuestra ciudad forman ya parte de nuestra historia colectiva, el actual lo hará de la memoria venidera.

Como ciudadanos de una sociedad abierta que ve con simpatía a todos los hombres de buena voluntad, y que comprende a aquellos que comparten con nosotros el deseo de trabajar por un mundo mejor, abrimos, pues, de par en par nuestras puertas al Papa y a los jóvenes que aquí se han dado cita. Porque, pese a su historia, densa y antigua, Madrid es ante todo una ciudad de corazón joven, que se inspira a diario en una exigencia de justicia y un ideal de horizontes más anchos, y que por tanto valora el esfuerzo y el entusiasmo de quienes hacen de estas metas su objetivo vital.

La capital de España es ciudad para todas las razas, lenguas y credos, y por eso es el espacio de encuentro natural en el que todo empeño al servicio del ser humano es bienvenido. Desde esa tolerancia, que es el valor que define nuestra identidad urbana más profunda, y que reconoce y respeta la particular dimensión espiritual de cada persona, nos sentimos partícipes de la ilusión de aquellos que acuden estos días a compartir sus inquietudes con nosotros. Especialmente, por cuanto que la juventud representa siempre la garantía de un nuevo comienzo, que es el que trae consigo cada generación a la hora de afrontar sus propios retos, asegurando así caminos inéditos hacia un mañana más justo y esperanzador. Para Madrid representa un motivo de auténtico orgullo saberse parte de esa apasionante tarea de continua renovación, que se alimenta del empuje, de la sensación de descubrimiento y de la nobleza de sentimientos que son consustanciales a la juventud.

Nuestra ciudad aspira a ser estos días la viva expresión de este modelo de convivencia pacientemente forjado en el diálogo y el mutuo reconocimiento, en la convicción de que, con independencia de las creencias que libremente albergue cada persona, es mucho lo que se puede aprender cuando se está dispuesto a escuchar a los demás y a abrir el corazón a todos con sinceridad. Al mismo tiempo, Madrid quiere ejercer su responsabilidad de oficiar como anfitriona de este acontecimiento dando lo mejor de sí misma como prueba de gratitud por la confianza depositada en nuestras posibilidades de ser un genuino espacio de encuentro. El trabajo de miles de voluntarios que colaboran en la organización de los actos relacionados con la Jornada, el apoyo del Ayuntamiento y los servicios municipales comprometidos con ese fin, así como la contribución de otras Administraciones e instituciones públicas y privadas son expresión de esa actitud generosa que aspira al éxito de una cita que pondrá el foco de la atención mundial en nuestra ciudad. En consecuencia, tenemos la obligación, y sobre todo la vocación, de conseguir que el Papa, y todos y cada uno de los jóvenes que van a reunirse con él, se sientan parte integrante de Madrid, y la perciban como una ciudad joven, cercana y amiga.

Ciudadanos de Madrid,
os invito a hacer cuanto esté en vuestra mano para que la presencia de nuestros invitados constituya una experiencia grata y enriquecedora, para ellos y para nosotros, de tal manera que, después de estos días de celebración, cuando regresen a sus hogares, puedan difundir el nombre de esta ciudad como un sinónimo de calidez y de hospitalidad.

Santidad, jóvenes del mundo,
sed bienvenidos a Madrid.


Madrid, 28 de julio de 2011
EL ALCALDE
Alberto Ruiz-Ga

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